El ganador de la primera vuelta y candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera, volvió a imponerse en el balotaje con un 54,57 %, algo más de 3 millones 700 mil votos y será nuevamente presidente de la República de Chile.
Alejandro Guillier, el candidato del oficialismo para suceder a Michelle Bachelet, alcanzó los 3 millones 150 mil votos, lo que equivale al 45,43 %.
El próximo 11 de marzo, se repetirá la escena que presenciamos en 2010 cuando Bachelet le colocó la banda presidencial a Piñera. ¿Un juego de alternancia previsible?
Los primeros cómputos mostraban una ventaja que aparecía como inevitable, así que apenas pasadas las 19 horas comenzaron los festejos en el búnker de la derecha pinochetista.
“Hemos sufrido una derrota dura. Tenemos que levantar nuestro ánimo y salir a defender las reformas en las creemos”, admitió Guillier, aunque se mostró severo en el sentido de que se trataba de una derrota electoral, no así de una derrota política.
Si bien el senador de la Nueva Mayoría dijo querer articular y renovar el progresismo, no tardaron a llover las críticas al resto del arco de centroizquierda, responsabilizándolos de la derrota, por la fuerte abstención.
Lo cierto es que el expresidente del Colo Colo y de la nación transandina logró capitalizar el voto más conservador y fue más preciso a la hora de prometer la gratuidad de la educación técnico profesional, una deuda pendiente del gobierno de Bachelet, que puede haberle costado la elección.