Finalmente, ayer en una cadena nacional, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras oficializó los resultados finales de las elecciones presidenciales tres semanas después de que se hubiera votado. Para el TSE el presidente Juan Orlando Hernández se impuso por una magra diferencia de unos 50 mil votos al candidato de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla.
Las incesantes manifestaciones en las calles de todo el país demuestran que la población no acepta la idea de que pudiera ganar el Partido Nacional, denuncian fraude y le exigen al gobierno que acate la voluntad popular manifestada en las urnas.
El recuento se detuvo de manera incomprensible con una ventaja de 5 puntos para Nasralla, para luego de 30 horas reiniciar el escrutinio poniendo a Hernández por delante lo que desató la ola de indignación en todo el país.
En caso de que Hernández termine asumiendo como presidente, se convertiría en el primero en ser reelegido, algo que la Constitución prohibía expresamente, hasta la llegada de JOH, un primer mandatario que acomodó todas las instituciones a su servicio, incluido el TSE donde asumieron diputados del Partido Nacional, elegidos por ellos mismos.
El estado de sitio continúa, las detenciones arbitrarias también y el silencio informativo es total, ya que los pocos medios independientes han sido afectados en su transmisión.