Nadie le dice al ministro que no incluya a su madre en el proceso de vacunación, obviamente tiene que hacerlo como ecuatoriana que es, pero no puede priorizarse y saltarse los procesos, agregó.
Carina Vance, exministra de salud, calificó como un abuso de poder la decisión de Juan Carlos Zevallos de vacunar a su familia contra el Covid-19 y recordó que el uso de bienes públicos para beneficio propio es peculado.
“Nadie le dice al ministro que no incluya a su madre en el proceso de vacunación, obviamente tiene que hacerlo como ecuatoriana que es, pero no puede priorizarse y saltarse los procesos antes de los funcionarios que necesitan de la vacuna tanto en el sector público y privado que están trabajando en primera línea atendiendo pacientes con Covid-19”.
Además indicó que el lugar donde se vacuno a los familiares del Ministro de Salud no es geriátrico ni unidad de salud, sino un condominio de lujo: “Se aprovechó de su situación como funcionario de alto rango para favorecer a su familia sobre el resto de la población”.
Sostuvo que cuando fue titular de la cartera de Salud, sin estar en esta situación compleja, tuvo familiares que hicieron la rural y jamás se valió del cargo que ocupaba para pedir que les cambien de sector: “Ni siquiera supe donde les pusieron porque tiene que haber ética”.
Cuestionó que al país solo hayan llegado 8.000 vacunas para apenas 4.000 ecuatorianos y bajo condiciones que no benefician al país puesto que si las dosis no son efectivas el Estado no tiene forma de salirse del contrato: “Ese es el riegos que corre el país y sería bueno que tengamos un Gobierno que defienda los intereses del país, hubiese sido bueno estar en Unasur peleando a nivel internacional porque estas cláusulas se incluyan en los contratos”.
Vance se preguntó porque el régimen de Lenín Moreno no realizó negociaciones con otras casas farmaceúticas como en Argentina, China, Rusia: “Hay fallas en todo el proceso y lo peor es que por boca del ministro estos no son errores”.
En ese contexto también lamentó el sesgo ideológico con el que se ha manejado el Gobierno pues precisamente en el año de la pandemia redujo en un 10% el presupuesto en salud, a la par de desvincular al personal de la salud.