Punto Noticias.- Paúl Jácome, presidente de la Mesa por la Verdad y la Justicia, detalló algunos casos de persecución política que atendió este grupo de trabajo. El 10 de diciembre pasado, la Mesa por la Verdad presentó un informe preliminar al pleno de la Consejo de la Judicatura.
Jácome dijo que hay 492 funcionarios de la justicia, entre jueces y fiscales, que presumiblemente participaron en actos de persecución política. Además, precisó que se han registrado 1435 casos de posible persecución. Luego se estableció un protocolo para definir quiénes eran o no casos de persecución. «De eso se redujo a 245». Con eso -prosiguió Jácome- se hicieron audiencias públicas los días 05, 12 y 15 de noviembre pasado.
Jácome, por otra parte, contó algunos casos que se escucharon en esta Mesa.
El caso de los tres de Latacunga. Jácome dijo que es parte de ese colectivo, y estuvo preso un año. El 30 de septiembre del 2010 (30S), Jácome participó en una marcha que coincidió con los eventos del 30S. Entonces, dieron una rueda de prensa en la Gobernación. Al lugar acudió un gran número de personas, y se rompió la visagra de una puerta.
Eso bastó como evidencia para mostrarnos como terroristas. La denuncia fue presentada por el entonces Gobernador de Cotopaxi. buscaban darnos una pena entre 8 y 16 años de prisión por esa rueda de prensa. La justicia no tenía prueba en contra de nosotros, Fiscalía pidió que nos lleve a juicio por 52 tipos penales. Entre los cuales estaban: asalto a cuarteles, asalto a polvorín, incitación a la fuerza pública a la rebelión…
Posteriormente, les bajaron a 25 delitos. «Al final nos acusaron por un delito de invasión a delito público con fines delictivos, que implicó una condena de 3 años».
Sobre los pases policiales. A uno de los tenientes le acusaron de ser el jefe de la banda, reclutador y cómplice. Es decir, le cambiaron el tipo penal. «Eso es ilegal porque no le dan el derecho a la defensa», explicó. Lo más grave de este caso -señaló-, la madre de uno los policías apresados es vinculada al proceso. La señalan como presunta ejecutora de lavado de activos. «Es una señora que vende caramelos (…) de condición muy humilde».
El caso de Fredy Aponte, en Loja, donde el perseguidor es el Chato Castillo. Jácome contó que se ensañaron con Aponte. Aponte, en su testimonio, dijo que a los 8 días que lo encarcelaron su padre murió de pena. Al salir de la cárcel, Aponte relató que empezó a padecer de claustrofobia.
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