Han sido tres días de intensos disturbios y enfrentamientos de la población con las fuerzas de seguridad del gobierno haitiano. Ayer el país quedó casi por completo paralizado por la huelga de transporte y el Ejecutivo dio marcha atrás en el aumento del combustible que había anunciado.
Las protestas han dejado un saldo de tres muertos y varios heridos, por lo que la situación en Haití es de alerta.
Frente a la ausencia de transporte, la mayoría d ela población decidió quedarse en sus casas por cautela. Durante el mediodía de ayer una manifestación buscó llegar al Parlamento, pero fue dispersada por la policía.
Algunos vuelos comenzaron a funcionar ayer, pero la tensión sigue siendo palpable en la capital del país y varias embajadas invitaron a sus ciudadanos a no salir a la calle, además de mantener sus edificios cerrados.
El plan de ajustes que pretendía realizar el gobierno fue anunciado el viernes con la entrada en vigencia de un aumento al combustible a partir del día sábado 7 de julio. Pero el plan del Fondo Monetario Internacional despertó la ira de los sindicatos que llamaron inmediatamente a la huelga.
El mismo sábado, el primer ministro Jack Guy Lafontant, anunció que el aumento quedaba sin efecto “hasta nuevo aviso”. Pese al llamado a la calma del presidente Jovenel Moise, la afectación del poder adquisitivo de las clases más populares mostraron claramente las intenciones del gobierno de hacer pagar la crisis a los pobres del país.
La Comunidad del Caribe (Caricom) pidió que se restablezca la calma para poder solucionar la grave situación que vive Haití.