En la mañana de ayer la población argentina, bueno, en realidad unos pocos argentinos y argentinas nos enteramos porque el cerco mediático es total. Pero pudimos saber que la justicia había decidido allanar la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en medio de la feria judicial, sin notificar previamente y con la excusa de realizar un inventario.
Hebe de Bonafini, la titular de la agrupación, advirtió que nunca dejarán que les arrebaten objetos que fueron acumulando a lo largo de “cuatro décadas de lucha”.
La madre de desaparecidos denunció que se trataba de “una violación de las garantías constitucionales” y que quieren apropiarse de objetos que pertenecen a la Asociación y, por lo tanto, no pueden ser utilizados para compensar la quiebra de la Fundación Madres de Plaza de Mayo.
Por la tarde, las Madres brindaron una conferencia de prensa en la que explicaron que al enterarse “de casualidad” que se realizaría el allanamiento, ella y su abogado permanecieron toda la noche en la sede para no ser sorprendidos por la mañana. Durante el día se efectuó una vigilia, en caso de que el juez decidiera enviar a la policía para efectuar el allanamiento por la fuerza.
Para Bonafini al gobierno no les interesan los bienes en sí mismo, sino que “quieren destruir la historia” y quiere poner a los organismos de derechos humanos de rodillas, pero aseguró que no lo van a permitir. La titular de Madres de Plaza de Mayo pidió la libertad de los presos políticos, entre ellos Milagro Sala y criticó ásperamente a las políticas de “hambre, sin trabajo” de Mauricio Macri. “Lo que hay aquí le pertenece a nuestros hijos y al pueblo argentino, nunca serán de Macri”, dijo desafiante Bonafini con sus 90 años y la fortaleza de sus convicciones intacta.