“Me vino”, “me llegó el Andrés”, “estoy enferma”, “estoy en mis días” “estoy con la regla” o “ya me bajó”. Tenemos tantas expresiones para evitar decir “estoy menstruando”. Son estos calificativos que han invisibilizado, durante años, la menstruación.
La normalización de pensar que menstruar es algo sucio o que hay que ocultarlo nos ha llevado a silenciar un proceso completamente natural y del que deberíamos hablar sin ningún tabú.
La Organización Mundial de la Salud y UNICEF definen una adecuada gestión de la higiene menstrual como aquella que permite a mujeres y niñas “utilizar material higiénico limpio, que absorba o recoja la sangre y pueda ser cambiado en privado, utilizando agua y jabón para higienizar el cuerpo, y teniendo acceso a instalaciones para disponer del material ya utilizado”.
No obstante, el acceso a productos de gestión menstrual es un derecho ampliamente ignorado por la política pública, pese de que varios estudios han demostrado que afecta a la educación, a la economía, al ambiente y a la salud. De acuerdo a UNICEF (2015) en el mundo hay alrededor de 1.800 millones de personas menstruantes. De estas, al menos 500 millones carecen de los elementos para gestionar su ciclo menstrual de una manera digna y saludable.
¿Qué es la pobreza menstrual?
Cuando hablamos de pobreza menstrual, hablamos de no poder comprar productos como compresas, tampones o copas menstruales por la falta de recursos económicos. El valor de estos productos es uno de los elementos que profundiza la pobreza menstrual. Por ello, hay países que han reducido o eliminado los impuestos sobre compresas y tampones.
Según reporta Amnistía Internacional, en Kenia, Canadá, India, Malasia, Uganda, Tanzania, Nicaragua, Trinidad y Tobago, Reino Unido, Irlanda y en varios estados de Estados Unidos y Canadá los productos menstruales están exentos de impuestos.
En la ciudad de Nueva York todos los colegios públicos dispensan compresas y tampones de forma gratuita en sus baños desde 2016. Una iniciativa que ha reducido las tasas de abandono escolar de las niñas.
En otros países los gravan como productos de lujo. Es el caso de Hungría con un 27% de impuestos, Croacia, Suecia y Dinamarca con un 25% o Argentina con un 21%. Hasta ahora, los estados de la Unión Europea (UE) se regían por una normativa comunitaria que solo permitía reducir el impuesto de los tampones y las compresas hasta el 5%.
Alemania lo bajó en 2020 del 19% al 7%. En España el IVA para estos productos es del 10%.Recientemente, en Escocia ha entrado en vigor una ley que garantiza que los productos para el periodo estén disponibles de forma gratuita.
Todos estos hechos nos invitan a reflexionar ¿En qué situación se encuentra Ecuador en temas de salud menstrual?
Colectivos han venido trabajando en el PROYECTO DE LEY ORGÁNICA DE SALUD E HIGIENE MENSTRUAL.
El objeto de la ley es normar el derecho de ciudadanos a la gestión menstrual en condiciones dignas y equitativas. Y su finalidad es garantizar el acceso efectivo, gratuito e irrestricto a productos y materiales de salud e higiene menstrual asequibles, sustentables y de alta calidad en centros educativos, de salud y de privación de libertad.
Uno de esos espacios es Red en Rojo liderado por Natalia Ríos y Salomé Cisneros, dos mujeres que trabajan por la educación menstrual.
Aún hay muchos temas que hay que seguir revisando como la atención de mujeres con endometriosis, y distintas enfermedades que están ligadas a la menstruación. Hay puntos que no han sido considerados cuando hablamos de salud y educación menstrual. Nosotras somos educadoras menstruales y actualmente buscamos beneficiar a la comunidad de la salud. Esto es una parte importa del cambio que debe haber en ecuador y el mundo. Este tratamiento busca que se deje de ver la menstruación como algo sucio, tabú o que debe ser algo que hay que vivirlo en secreto.
Nuestras propuestas evidencian los temas como la educación sexual, ya que consideramos que la menstruación debe ser tratada cono un tema más focalizado. Sabemos que habrá otra fecha para la comisión de salud.
Este proyecto se pudo ejecutar por el trabajo de otros espacios y luchas. Uno de esos es la elaboración de la primera Encuesta Nacional sobre la salud menstrual en Ecuador. Parte de los datos que levanta la encuesta es que el 53% de las participantes reportaron que destinan 20 dólares mensuales para la gestión de la menstruación. Y en promedio los cuerpos menstruantes gastan 8.10 dólares mensuales
Juana C. Francis Bone, FEMINISTA NEGRA y cofundadora de MUJERES ASFALTO explica cómo se da esta encuesta
Una de las primicias para ya no hablar de educación sexual sino de salud menstrual. Es primero, evidenciar la pobreza alrededor de las menstruaciones, exigir espacios dignos, acceso a las comunidades rurales y visibilizar las brechas de desigualdad en los puntos que nos permitieron levantar esta encuesta. Como, por ejemplo, ¿cuánto gasta una mujer en la menstruación?, que son 25 dólares entre cada menstruación. Y conociendo que hay familias que tienen ingresos menos de 50 dólares podemos ver que muchas mujeres viven la menstruación en condiciones precarias.
Tener acceso a la educación y salud menstrual es un trabajo donde se debe considerar a todas las personas. Ya que quienes menstrúan no solo son las niñas, adolescentes y mujeres. Los hombres trans y las personas no binarias también lo hacen (una persona no binaria es quien no se siente identificada con el género masculino o femenino).
Si bien los hombres trans menstrúan por una condición biológica, de igual manera, resaltan lo importante que es trabajar por una normativa que incluya todas las realidades que engloba la menstruación como son la educación y la condición social.
Geovanni Jaramillo, es un hombre trans, cuenta que es la primera vez luego de tantos años que le preguntan sobre su menstruación. Asegura que es uno de los temas más ocultos para la sociedad.
Los hombres transexuales tenemos el órgano reproductor femenino, por tanto, menstruamos. Y así mismo, vivimos discriminación porque cuando necesitamos chequeos médicos la primera reacción es enviarnos es un urólogo … cómo se visualiza como hombres trans provoca vergüenza. //minuto 17.45. A los hombres trans nos han tocado buscar la información porque no hay un libro que nos diga cómo manejar la menstruación lo que tenemos claro es que el órgano reproductor femenino podemos ser papás. El tema de la menstruación no es un tema que pudimos manejar en mi caso fue en la casa y siempre son incómodos
Las nuevas generaciones de personas trans en el Ecuador vienen moviendo el avispero. Para jalar las orejas a un Estado y sociedad que una vez más quiere poner la mirada en otro lugar. Como es Kelly Perneth, una persona con posibilidades de gestar. Narra cómo fue su acercamiento con la menstruación. Empezó a menstruar a los 11 años y era parte de una familia negra y empobrecida. Asegura que desde niña siempre tuvo un sangrado abundante.
En mi familia no había dinero para comprar toallas higiénicas, éramos tres personas leídas como mujeres menstruantes. Tenía que entender como era ser una niña negra, menstruante, empobrecida y sin acceso a los elementos de menstruación. Yo veía en el único televisor de la casa las propagandas que promovían el uso de las toallas higiénicas pero mi mamá me decía que no podía usarlas porque no había plata para comprarlas. Y aprendimos a reciclar la ropa … y yo me preguntaba ¿porque mamá no te manchas si eres tan sangrona como yo?… Y entonces, me decía que tenía que aprender a reciclar la ropa para saber en qué ocasión utilizarla. Y así aprendí a usar los sacos para el colegio, para salir a la calle y las reuniones. // 6.00 voy hablar como hablamos en casa de niña tenía que esperar que se aguara la sangre para poder lavar los trapos, por eso cuando escucho a mis amigas que promueven toallas ecológicas no comparto. Porque quienes vivimos en condiciones precarizados con pocos recursos, nosotros no teníamos agua y no teníamos ni para bañarnos y hasta para lavar trapos con sangre.
Para Kelly ha sido un camino profundo porque no se siente identificada con la romantización de la menstruación. Acepta su condición biológica de menstruar, pero propone nuevas miradas para reflexionar sobre el tema como diversificar el cuerpo que menstrúa. Exigir al Estado que garantice una salud menstrual contextualizando a los cuerpos que menstrúan.
A veces las personas menstruantes pasamos nuestra relación con la menstruación por dificultades económicas y no podemos hablar de salud menstrual sin una relación de clase, de condición étnica o raciales… Porque no tenemos una alternativa o privilegio para elegir, yo sólo tenía una opción por mi condición socio económica y no como deseaba vivirla.
Desde la Asamblea se espera un seguimiento a este proyecto, la legisladora Gisela Garzón, de la Revolución Ciudadana, cuenta sobre el tema.
“Hemos pensado presentar algunas observaciones más integrales, que no sea el acompañamiento sólo durante la menstruación sino también en escenario que haya la ausencia como es el agua potable o ausencia de recursos para tener una vida digna, lo ideal es que el Estado cubra con toallas sanitarias, también la educación sexual o en su defecto comprender lo que significa en términos de pobreza no tener esa información”.
Son varios temas que engloba la salud menstrual en el país, hay colectivas y autoridades que han encaminado que este tema deje de ser un secreto. Sin embargo, hay mucho camino por recorrer. Y son las voces valientes de las personas menstruantes que ponen sobre la mesa el debate.
Aquí puedes escuchar el episodio: