Una investigación del programa “Los Periodistas”
Un vídeo que circula en redes sociales, y que muestra la sala de redacción vacía de Diario El Telégrafo, es el vivo reflejo de la crítica situación por la que atraviesa este medio de comunicación guayaquileño, conocido como el decano de la prensa nacional.
Su primer ejemplar se editó el 16 de febrero de 1884 y el próximo mes cumplirá 136 años de vida institucional, en medio de un clima de incertidumbre entre los pocos colaboradores que aún prestan sus servicios.
El medio se convirtió en medio público el 17 de marzo de 2008, luego de ser incautado al ex banquero Fernando Aspiazu, quien fue su propietario.
En los siguientes años entró en un proceso de crecimiento y fortalecimiento, que lo convirtió en uno de los medios impresos más importantes del país y que lo hizo acreedor a varios premios internacionales.
La Asociación Mundial de Editores de Noticias le entregó en 2012 el premio WAN IFRA, como uno de los ocho diarios mejor impresos de América Latina.
En 2010 editó Diario Pepe El Verdadero, como uno de sus nuevos productos, y el 20 de mayo de 2016 compró las acciones de diario El Tiempo, de Cuenca, por USD 1,5 millones.
Hasta el año 2016 circuló con un tiraje promedio de 20.000 ejemplares diarios, distribuidos en costa, sierra, amazonia y región insular, de acuerdo con datos de auditoría de la extinta Superintendencia de Comunicación.
Entre los años 2014 y 2016, El Telégrafo generó ingresos anuales por 28 millones de dólares, provenientes de contratos de impresión que mantenía con instituciones del Estado y empresas privadas.
Libros, cuadernos, folletos y material didáctico del ministerio de Educación y de otras instituciones se producían en su imprenta, al igual que medios impresos como Revista Abordo, de la aerolínea Tame.
Los problemas financieros del rotativo empezaron a fines de 2016, después de que el Gobierno unificó en la Empresa Medios Públicos EP, a El Telégrafo, Ecuador TV, Radio Pública FM, Diario el Tiempo y Editogram.
El Gobierno retiró los contratos de impresión de las instituciones públicas con el Telégrafo para entregarles a la empresa privada. Por citar un ejemplo, la revista Abordo, que ahora se llama Nuestro Mundo Air Magazine, se edita en la imprenta Mariscal.
El tiraje se redujo, de los 20.000 ejemplares que se distribuían diariamente hace pocos años, hoy circulan apenas entre 5.000 y 6.000, según la cifra que publica el medio en su portada.
El despido de personal en la empresa Medios Públicos fue drástico, en poco más de un año. Desde fines de 2018, la nómina se redujo de 1.029 a 657, es decir se despidió a un total de 372 colaboradores, entre periodistas, fotógrafos, diseñadores, vendedores, personal técnico y administrativo. Solo en diciembre de 2019 salieron 205 trabajadores, según información oficial de la empresa Medios Públicos EP.
Una ex reportera reveló que, para evitar el pago de horas extras de fines de semana, la entidad compensaba a los periodistas con dos días libres entre lunes y viernes, a pesar de que la ley establece un recargo del 100% los sábados, domingos y feriados.
Otro ex reportero comentó que los pocos colaboradores que quedan, trabajan en condiciones precarias debido a la falta de recursos y en medio de un clima de incertidumbre y desmotivación.
Bajo este panorama adverso, Diario El Telégrafo se resiste a desaparecer y continúa circulando en las calles del país.
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