Editorial de Radio Pichincha
Cuesta decirlo, pero ya es casi una broma. Una broma de mal gusto y también un modo de ser que se afirma en cada actuación de don Guillermo.
Primero, decreta la Muerte Cruzada por una supuesta “grave conmoción interna” y hasta el día de hoy no hay un solo síntoma que lo justifique. Está demás decir que no le alcanzó para tener votos de su lado, para sumar votos a su favor en la Asamblea Nacional, dentro del juicio político. Y con eso, se sacó del escenario a los legisladores con la intención de gobernar vía decretos. Pero ni eso le ha servido para ayudar a resolver los grandes problemas que cada día se agudizan más.
Segundo, con un pie afuera del poder sigue actuando como si fuese un presidente popular, con alguna legitimidad y con un Gabinete que lo que menos hace es trabajar. Al mismo tiempo, inaugura obras que no se identifican a plenitud. Llega a acuerdos lesivos a la soberanía nacional como el de los llamados “bonos azules” con el patrimonio de las Galápagos. Firma pactos militares con EE. UU. para los próximos 5 años sin que veamos en la práctica cuál es la gran ventaja o beneficio para el país.
Tercero: viaja por el mundo como si fuese un embajador o ministro, porque ni siquiera lo reciben como Primer Mandatario. Incluso, otorga la nacionalidad a un escritor nicaragüense de cuya obra no habrá leído media página. Se apresta a “gestionar” la liberación del requisito de visa para ingresar a Europa, pero sabe perfectamente que eso no ocurrirá. En fin, viaja y viaja, como si estuviera en un periplo de popularidad sin gastar un solo centavo de su bolsillo, llevando a ministros y esposa como si se tratara de un premio.
Y de ser cierto ese rumor de que pidió que el Emir de Qatar lo invite con todos los gastos pagados y que la Cancillería gestionaría una visita oficial a Cuba (con tratamiento médico gratuito incluido) entonces estamos ante un problema de orden político crónico: confundir sus delirios y devaneos con asuntos de Estado. PUNTO