Ayer las calles de Barcelona, España, se volvieron a llenar de banderas catalanas. Los soberanistas respondieron con una multitud a la marcha acaecida en Madrid el fin de semana anterior de las derechas españolas que reivindicaban la unidad de los territorios españoles y denunciaban que el gobierno de Pedro Sánchez mantenga diálogo con los independentistas.
Al menos 200 mil personas salieron a apoyar a los dirigentes catalanes que están siendo enjuiciados por haber declarado la independencia de Cataluña y haber llamado a elecciones anticipadas.
La autodeterminación de los catalanes no es un delito, manifestaban todos los presentes y mandaban una señal al Tribunal Supremo de Justicia.
La dirigencia catalana intenta mantener viva la atención sobre el juicio, como una manera de sostener a los acusados y de presionar a los jueces. Por eso era tan importante volver a mostrar unidad en la acción.
De hecho, los alegatos de los diputados en prisión Oriol Junqueras y Quim Forn sirvieron para continuar denunciando la política española y su falta de democracia y de pluralidad. Posturas que poco aportan en el sentido judicial, pero sí que marcan posturas políticas e ideológicas que concentran consensos de los soberanistas y buscan convencer al resto de catalanes que todavía dudan de la postura independentista.
“No lloremos más, trabajemos”, expresó Carme Forcadell, la presidenta de la ANC, sobre la necesidad de salir del estado de shock y de victimismo que vivieron los independentistas con las detenciones, órdenes de captura y las sanciones llevadas adelante por el expresidente Mariano Rajoy.
El anuncio de elecciones generales anticipadas de Pedro Sánchez, dificultará el trabajo conjunto de los partidos y agrupaciones catalanas que deberán diferenciarse en sus candidaturas y estrategias electorales, no solo pensando en las generales, sino también en las elecciones locales y europeas de mayo.