Punto Noticias.- Sara Oviedo, activista por los derechos de niños, niñas y adolescentes, estuvo en Pichincha Universal. El 20 de febrero próximo, los presidentes de las conferencias episcopales del mundo estarán en el Vaticano.
El tema del encuentro será los abusos sexuales contra menores cometidos en la Iglesia Católica. Pero, Oviedo dijo que ojalá se agreguen otros temas como el de las violaciones a las monjas y entre sacerdotes. El caso de estos últimos se da por parte de un sacerdote adulto contra un seminarista. Y, «los seminarios son el sitio más proclive para cometer este tipo de abusos sexuales«. Ahí legitiman la violación y luego lo hacen en cualquier lado, explicó.
Oviedo expresó su preocupación sobre lo que pueda pasar en esa reunión. La activista recordó las palabras del Papa: las expectativas están muy infladas (sobre la reunión) y que él pensaba adoctrinar a los obispos para saber qué hacer con los temas de abusos sexuales. La activista cree que el Papa pidió a cada Conferencia Episcopal un protocolo que indique cómo actuar. «Ojalá en el protocolo esté muy claro que deben entregar a la justicia común (a los curas pederastas)».
Además, el Papa Francisco no solo dijo eso, recordó Oviedo. El Papa naturalizó el abuso sexual al plantear que es un problema humano, dijo. «Nosotros le contestamos diciendo que es un problema humano que implica una patología».
Oviedo indicó que le preocupan mucho las declaraciones del Papa. «El Papa es un gran representante del gatopardismo. O sea, digamos que todo va a cambiar para que no cambie nada».
Le preguntamos, ¿qué implicaría la política de tolerancia cero a los abusos sexuales en la Iglesia, si se cumpliera? Oviedo explicó que, primero, deberían derogar el protocolo de encubrimiento. La activista dijo que deben expedir un nuevo protocolo donde se considere: precautelar los derechos de los niños, la entrega a la justicia común de los curas pederastas y la entrega de la lista de todos los curas pederastas.
En relación al cura acosador de Guápulo, ella dijo que le da mucha rabia, pero ve tres elementos positivos. Uno, la reacción de la niña que denunció el acoso. Dos, que la niña avisa a sus padres y estos le creen. Y, tres, la respuesta solidaria de la comunidad, «entendido en un contexto en el que peso de la iglesia es un peso cultural y moral, muy grande, que hace que la sociedad no reaccione».
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