Carla Cevallos, concejala de Quito, señaló que los altos niveles de contaminación acústica generan hipertensión, estrés, problemas auditivos y otras enfermedades que sobre todo afecta a las mujeres embarazadas, niños y ancianos. De ahí que anunció una campaña de sensibilización.
La capital se encuentra con una contaminación acústica que supera los 55 decibeles, mientras que la zona industrial llega a los 88. Cuando lo tolerable es menos a 55, detalló la edil.
Los distribuidores de gas y chatarras, conocen que existe una ordenanza que les obliga a que en un plazo de 126 días, solventen el tema de los pitos o canciones con otro mecanismo que le informe a la ciudadanía que se encuentran en sus barrios. Por lo que también les instó a acercarse al Municipio para dialogar y acordar soluciones.
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