La crisis humanitaria en la República Democrática del Congo empeora cada hora que pasa, advierte Naciones Unidas y asegura que cuatro millones y medio de personas fueron desplazadas y dos millones de niños y niñas están expuestos a una desnutrición severa.
La violencia, además, ha escalado en las últimas semanas al buscar el presidente Joseph Kabila retener el poder, habiendo concluido su mandato hace un año.
Filippo Grandi, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, expresó: “Quiero hacer un llamado urgente a la comunidad internacional. África está muy lejos de los países ricos. Muchos de estos refugiados no caminarán miles de kilómetros y cruzarán el mar para llegar a Europa y recordarles su existencia, como hicieron los sirios, como hicieron otros. Ellos se quedan aquí, sufren aquí, pero también necesitan ayuda”.
La ONU se apresta a realizar una búsqueda de donantes la semana próxima que permitan subsanar en parte la tragedia que vive el pueblo congoleño desde hace casi tres décadas de turbulencias políticas y militares.
Las fuerzas leales al presidente quieren evitar la intervención extranjera y la injerencia de Naciones Unidas en el país, pero su gobierno no tiene capacidad para afrontar esta gravísima crisis humanitaria.