Donald Trump llamó en la noche de ayer a Jair Bolsonaro para felicitarlo por la victoria en el ballotage brasileño. El candidato militar, misógino y homofóbico obtuvo 10 millones de votos más que el contrincante del Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad.
La secretaria de prensa de Trump informó que el mandatario mantuvo una charla telefónica con el líder del Partido Social Liberal y que se propusieron “trabajar lado a lado para mejorar las vidas de los pueblos de Estados Unidos y Brasil, y como líderes regionales de las Américas”.
En los Estados Unidos la figura de Bolsonaro genera resquemores entre los congresistas demócratas, quienes lo consideran una amenaza a la democracia, los derechos humanos y la legalidad.
“Bolsonaro elogia regularmente a la antigua dictadura militar de Brasil, ha sido acusado de ofrecer discursos de odio contra las minorías y dijo que no reconocerá los resultados de las elecciones si pierde”, advirtieron los demócratas en una carta dirigida al canciller estadounidense.
De poco vale lamentarse por los casi 29 millones de brasileños que no fueron a votar, o los casi 8 millones de votos nulos o los más de dos millones de votos en blanco. Con el apoyo del sistema financiero, de la red de iglesias evangélicas y del ejército brasileño, Jair Bolsonaro se convierte en el nuevo presidente del Brasil, pese a las denuncias de financiamiento ilegal de la campaña electoral y de la campaña sucia contra el candidato del PT.