Editorial de Radio Pichincha
No hay muchos motivos para celebrar el Día del Periodista ecuatoriano. Atravesamos por esas crisis que solo invocan un repensar a este oficio, que con todo su romanticismo y su ingratitud solo tiene por delante un desafío: volver a ser la profesión al servicio de la verdad y de las audiencias, en todos los sentidos.
Y no exageramos: medios al servicio de los grandes grupos económicos o de las mafias criminales, con periodistas haciéndose pasar por moralistas, castos y puros, cuando en realidad andan prostituyéndose a esos poderes fácticos. O para peor: organizaciones de supuesta defensa del periodismo (como Fundamedios) bien “aceitadas” por las ONG gringas con claros propósitos intervencionistas, que solo son buitres para tener mucha plata y con ello viajar y darse lujos que solo hipotecan su propia profesión.
Muchos de esos periodistas y medios demandaban libertad de prensa y de expresión cuando gobernaba Rafael Correa, pero ya sabemos para qué exigían tanto. Esos mismo ahora no saben dónde poner la cara para reconocer que se vendieron ante el banquero a cambio de unas cuantas migajas y otros por las frecuencias y las canonjías. Claro, todo eso empezó con Lenín Moreno, que donde quiera que esté debe estar dañándose el alma y el cerebro por todo ello.
Por suerte, no todo está perdido. Al menos hay espacios de real pluralidad y diversidad. Son muy pocos, contados con la mano. Y no porque en esa pluralidad o diversidad ya tengamos resuelto todo el rollo de generar otro tipo de comunicación. Sino que al hacerlo contradicen a los llamados “libres e independientes” que se llaman plurales porque cuentan con los mismos temas y personajes de la variopinta derecha, a veces fascista, para sus entrevistas e informaciones.
Y nosotros, desde aquí, desde esta radio, pequeña, pero digna, acosada, pero jamás arrodillada, haremos hasta lo imposible por ejercer un oficio responsable y valiente. Nosotros no hacemos homenajes por recibir algo a cambio, ni tampoco porque nos creemos más papistas que el Papa. Aquí honramos nuestro trabajo, día a día, respetando los derechos de todos y garantizando acceso a la información y presencia de todas las voces posibles. Si ya no quieren venir, por temor quizá a ser tratados con verdadero periodismo, eso ya no está en nuestras manos.
Por cierto, ojalá las facultades de comunicación asuman el desafío de formar nuevos periodistas bajo la lógica en la que estamos empeñados en Radio Pichincha. Como empresa pública queremos felicitar a los periodistas que creen en la palabra y en la búsqueda de la verdad, a costa de solo ser servidores de las audiencias, de nuestro pueblo y de nuestra Nación. PUNTO