Rex Tillerson, quien renunció como director ejecutivo de Exxon Mobile para ejercer de secretario de Estado de Donald Trump, llegó a la Argentina, se reunió con algunos millonarios y el canciller argentino Jorge Faurie, antes de encontrarse hoy con otro millonario, el presidente Mauricio Macri.
En su reunión de ayer con el diplomático argentino, el magnate petrolero volvió a insistir en sus amenazas contra Venezuela y habló de emprender sanciones petroleras a la nación gobernada por Nicolás Maduro, como forma de presión para que vuelva un “régimen constitucional”, según palabras del estadounidense.
Argentina ha sido aliado de la prédica injerencista de Estados Unidos desde la asunción del “descendiente de europeos” Macri, llevando a cada cumbre internacional palabras de agravio y difamación contra la República Bolivariana.
“No podemos permitir la destrucción de Venezuela”, dijo Tillerson y puntualizó que se apiada del pueblo venezolano que está “sufriendo enormemente” y las sanciones son un modo de “hacer algo” para frenar a Maduro en su “deriva autoritaria”.
El acatamiento del canciller argentino a las posturas importadas por el estadounidense da cuenta de un nuevo y peligroso posicionamiento de la política exterior argentina, dándole la espalda a los países hermanos del continente en favor de las potencias imperialistas.
“El compromiso de Argentina con la recuperación de la democracia y la plena vigencia de las instituciones y estructuras en las que se asienta un régimen democrático es indeclinable”, sostuvo Faurie.